Muchas veces, nuestros hábitos de vida están condicionados por el cotidiano estrés emocional, un estado de insatisfacción consciente o inconsciente.
La hiperalimentación - comer sin tino - representa el primer refugio a esa insatisfacción, de agobio en el trabajo, en la economía, en la familia… Una cadena de trastornos bioquímicos se suceden, los cuales curiosamente desembocan en deseo habitual de comer más de lo adecuado.Y el reposo excesivo, el sedentarismo colabora en ese estado de incomodidad.
Por añadidura, el entorno de nuestra sociedad de consumo es "obesogénico" como muy bien lo define el colega australiano Swinburn y colaboradores. ("Demasiado motor para tan poco freno")
La sociedad consumista “provoca”, no ayuda a controlar la pendiente obesogénica.
Descartadas patologías orgánicas y metabólicas, los hábitos de vida actuales son comparables a un tren generador de obesidad - tren obesogénico -. Un estilo equivocado de vida que acarrea el mayor porcentaje de obesidades y sobrepeso generado por saber comer y sedentarismo manifiesto.
No se interpreten estas consideraciones como el más mínimo reproche, sino como un estímulo afectuoso y sincero, tratando de evitar la maraña de informaciones equivocadas o poco claras, “dietas milagro”, “soluciones definitivas”..., propias de alienígenas o faltas de conocimiento. Todo está funcionalmente previsto, localizado, medido, explicado; pero el "cerebro emocional" nos puede llevar al instinto o la lógica.
Hiperalimentación, sedentarismo y estrés emocional son las causas basilares que ayudan a ganar peso. Además, herencia, trastornos metabólicos y orgánicos, embarazo, determinados medicamentos… son aspectos complementarios que no se pueden descartar.
Cuando hemos adquirido unos hábitos de comida, de vida, creemos que es lo normal… aunque sea erróneo el planteamiento. Y cuando se induce a cierta disciplina resulta que es… “aburrido”. Hemos de rendirnos a la evidencia que muchas veces lo que nos gusta no coincide con lo que se debe hacer.
¡No agobiarse por ese insidioso “tsunami de grasa”, ese aumento de peso! Aparentemente incorregible, se soluciona. Es muy humano en cualquier latitud que la comida y el sofá representen un oasis de satisfacción. Hay soluciones sencillas a corto, medio y largo plazo. Porque no solamente se trata de perder peso, sino el de evitar el indeseable efecto de ida y vuelta…a empezar.
Sirva para comenzar que lo más importante para mantener la línea congruentemente es saber compensar - “negociar” con lo que gusta y lo que se debe hacer - y disfrutar dentro de lo que hoy se denomina “Salario Calórico o Presupuesto Calórico” diario o semanal, manteniendo una actividad física -paseo, gimnasia casera – o ejercicio físico – deporte de diversa intensidad -, coherente pero imprescindible. Y dentro de márgenes calóricos y placenteros, saber compensar.
El sobrepeso y la obesidad, comunes en civilizaciones acomodadas y / o estresadas, son dos principales factores de riesgo en menor o mayor grado, afines al desarrollo de muchas enfermedades crónicas del aparato locomotor, cerebrales, respiratorias y cardiacas, metabólicas – la más frecuente es la diabetes mellitus no insulinodependiente (diabetes tipo II) - hipertensión, algunos tipos de cáncer, e inclusive muerte prematura. Los últimos estudios científicos y los datos de las compañías de seguros de vida han demostrado que los riesgos del exceso de grasa corporal pueden estar asociados a pequeños incrementos de peso y no sólo a una obesidad pronunciada.
La obesidad y el sobrepeso, además, son serios problemas que suponen una creciente carga económica sobre los recursos familiares y sociales. Afortunadamente, este mal se puede prevenir en gran medida si se introducen los cambios adecuados en el estilo de vida
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